Promoción vocacional

"Por amor al carisma recibido y para que nuestra Orden pueda continuar debidamente su misión en la Iglesia, no sólo debemos recibir con agrado a los que se sienten llamados por Dios y piden ingresar entre nosotros, sino también promover las vocaciones en todas las regiones donde trabaja la Orden" (Constituciones N° 186).

lunes, 16 de marzo de 2015

Mar a dentro

Mar a dentro
“No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad” San Agustín, con esta frase quisiera invitarlos a hacer un viaje dentro de uno, ir descubriendo de forma intima este llamado que Dios nos hace de forma individual, ese llamado que resuena en lo profundo del corazón y que a veces no sabemos cómo llamarlo y qué hacer con lo que sentimos. Por eso les propongo reflexionar y meditar “la pesca milagrosa” Lucas 5, 1-11, lo leemos en silencio y despacio al texto.
El texto nos habla que Jesús  predicaba cerca del lago de Genenesaret y viendo dos barcas amarradas al borde del lago pide a Pedro para subir a su barca y enseñar desde la barca a la gente, cuando termino de hablar dio la indicación a Pedro de ir mar a adentro y echar las redes. Meditemos como Jesús se nos acercar amistosamente. El tiene la iniciativa de ir hacia nosotros, quiere entablar un dialogo, pero para tener un dialogo más profundo es necesario primero sacar los símbolos y así encontrar de forma más intima a Jesús.

-       El mar: es el mundo donde estamos, Jesús nos invita a ir adentro con El hacia nuestra interioridad y ahí descubrir  nuestra riqueza y nuestra pobreza, nuestros límites para soportar la pesca, para mantener el barco.
-       La barca: es nuestra vida, es necesaria aquí hacer un ejercicio de ir al interior y ver como esta nuestra “barca”, que hay en mi embarcación y que me gustaría que haya.
-       La red: es lo que une a los hombres con la iglesia, la red se va construyendo como una telaraña, sostenida por cada uno en un extremo, de lo más tensa posible sobre ella se depositan determinados objetos pesados, que simbolizan situaciones de los hombres de hoy, conformamos una red solida que sostenemos entre todos.
A Jesús le sigue mucha gente que la oyen pero le hace falta persona que lo dejen todo para seguirlo, que vallen mar adentro para echar las redes y juntar a los hijos de Dios. Jesús se hace invitado en la barca de Pedro que no le niega un servicio pero Jesús necesita más, necesita apóstoles para enviarlos en su nombre.
Hagamos el ejercicio de invitarlo a Jesús a nuestra barca, de estar a solas con El mar adentro, mirarlo y mirarnos, escucharlo en silencio, sentir como la brisa suave va empujando nuestra barca, como el espíritu va soplando. Meditemos unos minutos.
Jesús nos habla interiormente en nuestro corazón, ahí nos muestra sus planes y sueños para con nosotros, nos muestra su plan de amor en nuestra vida, solo nos pide docilidad, estar abierto a Él, no cerrarnos a su llamada, estar dispuestos a un cambio, así como Jesús cambia los planes de los apóstoles y les muestra su eficacia  de confiar en su palabra, asimismo quiere transformar nuestra de vida de pescadores a pescadores de hombre; si bien los apóstoles tuvieron miedo de abandonar todo lo que tenían, aun que no era  mucho era su vida (trabajo, familia, su pasado de pescadores) el llamado de Jesús rompía sus miedos y les impulsaba a dar el paso encontrando fuerza en el encuentro con Jesús  y su compañía.
Jesús sube a nuestra barca, nos ayuda y dirige, nos da su luz en la oscuridad a través de su palabra que actúa de faro, no hay mar que nos aleje de su presencia, El camina sobre las aguas si es necesario, y como a Pedro, nos tiende una mano para que no nos hundamos.

Que al final de esta meditación podamos elevar a dios una oración de agradecimiento y alabanza por subir a nuestra barca y ser nuestro acompañante.

Diego Corbalan
Prenovicio, OSA

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