El 26 de enero del corriente año
los postulantes de la O.S.A nos reencontrar en Salta después de un mes de
vacaciones. La alegría por volvernos a ver las caras era grandísimo. Mas al ver
que todos continuábamos. Entre jubilo y risas nos disponíamos a empezar el año
con la misión a Seclantás.
Seclantás es un pueblo en la
Provincia de Salta, que se encuentra como a dos mil metros de altura, con
habitantes muy sencillos en la forma de vivir pero con una calidez humana que
te hacían sentir como parte de su entorno. La experiencia de misión como
comunidad era nueva para los postulantes, así como el lugar de misión.
Llegamos a Seclantás el 27 de
enero, ahí nos instalamos en una casa detrás de la capilla Nuestra Señora del
Carmen, terminando la instalación comimos para luego descansar. Por la tarde
fuimos al patio de la capilla a limpiar, estuvimos sacando escombros, yuyos,
separar piedras para hacer un cantero; esto sería nuestro trabajo durante las
tardes.
Nuestro día empezaba con un
momento de oración en la capilla dando gracias a Dios por el día que empieza y
encomendarle el día de misión, después pasábamos a desayunar para partir a la
misión, caminábamos largas distancias y éramos recibidos con amabilidad en las
casa, compartíamos con las familias. Recorrimos gran parte del pueblo de
Seclantás y pueblos cercanos. Llegábamos casi al medio día a la casa donde nos
alojábamos, después de almorzar íbamos a descansar para por la tarde poder
trabajar en la limpieza del patio de la capilla. Por las noches celebrábamos la
misa dando gracias a Dios por el día de misión y el trabajo y por las familias
que habíamos visitado.
En todos estos días no falto la
alegría, el compañerismo, la fraternidad, la oración y el trabajo marco los
días en Seclantás.
La experiencia de misión fue
única por el compartir después de un mes de vacaciones, el poder conocer otra
realidad distinta a la que estábamos acostumbrados y el compartir con personas
de otra realidad social nos toco profundamente como religiosos y cristianos. Un
días antes de partir pudimos participar de la fiesta Nuestra Señora de la
Candelaria en el pueblo vecino de Molino, ella es patrona del pueblo. Fue una
verdadera fiesta de Fe y tradición. Muchas gente vinieron de pueblos vecinos
trayendo ofrendas a su “Madre”, pero la ofrenda mayor que percibimos fue la
devoción y amor manifestado en ese día. Molino estaba de fiesta y a esa fiesta
se le sumo los pueblos vecinos.
La misa fue el inicio de una
jornada llena de religiosidad. Pudimos contemplar el desfile gaucho, la marcha
de los alféreces saludando a ritmo folclórico a su Madre. La tradición marco la
jornada, también pudimos participar de la jineteada.
Partimos de Seclantás con el Gozo
de haber hecho una misión donde nos desprendimos de muchas cosas para compartir
la sencillez y humildad de la gente, el poder experimentar el encuentro con un
Cristo vivo en medio de las familias que visitamos. Agradecemos a Dios por esta
experiencia que nos ayuda a seguir en su camino y esperando que se vuelva a repetir
otra experiencia similar.
Diego Corbalan, (Pre-novicio) O.S.A
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