Promoción vocacional

"Por amor al carisma recibido y para que nuestra Orden pueda continuar debidamente su misión en la Iglesia, no sólo debemos recibir con agrado a los que se sienten llamados por Dios y piden ingresar entre nosotros, sino también promover las vocaciones en todas las regiones donde trabaja la Orden" (Constituciones N° 186).

domingo, 17 de marzo de 2019

II Domingo de Cuaresma



II Domingo de Cuaresma


Evangelio Lucas 9:28-36


Reflexión


Queridos hermanos, en este segundo domingo de cuaresma, contemplamos la Palabra de Dios lo que nos introducirá en el misterio de la transfiguración de Jesús, donde él nos muestra su gloria.
Haciendo memoria del primer domingo de Cuaresma, la Palabra de Dios nos recuerda el relato de las tentaciones de Jesús en el desierto, en el que él se nos muestra  como verdadero hombre. En este domingo, lo contemplamos como verdadero  Dios, nos muestra su divinidad y nos da la esperanza de saber que en esta cuaresma Él  es el camino.

La aparición de Moisés y Elías, dos personajes importantes en el antiguo testamento, remarca simbólicamente la Ley y los Profetas. Moisés representa la Ley, dado que a él le fueron entregadas las tablas de los Mandamientos y Elías es uno de los primeros Profetas del Antiguo testamento.

Seguidamente aparece la voz del cielo que dice: “este es mi hijo, el escogido escúchenlo”. Según Heriberto Rivas, en uno de sus libros sobre este acontecimiento, explica que la Ley y lo Profetas deben cederle paso a Jesús, Él es el nuevo camino que reemplaza el antiguo. Jesús como verdadero cumplimiento de la Ley y de las innumerables profecías  en el Antiguo Testamento. Observamos por tanto como se nos muestra que Jesús,  viene a traernos la renovación de una nueva alianza, Él es el Mesías al único que hay que escuchar.
Luego escuchamos como pedro le plantea a Jesús armar carpas para quedarse allí (¿Dónde?). Ésta situación puede parecerse a nuestra realidad, cuando encontramos un lugar cómodo y confortable, y preferimos no movernos de ese lugar. El lugar es símbolo de nuestra zona de confort, y no queremos arriesgarnos a salir de ella. Pedro puede representarnos cuando, en nuestra vida aceptamos a Cristo pero nos olvidamos de lado que nos genera incomodidad.
Podemos recordar las palabras de San Juan Damaceno, Obispo y doctor de la Iglesia, en oratoria de la transfiguración:
“No te conviene, pedro, que Cristo permanezca allí. Porque si hubiera permanecido allí, no hubiese podido cumplirle lo que te había ofrecido, ni hubiese podido obtener las llaves del Reino de los Cielos, ni la tiranía de la muerte hubiese sido abolida. No busques antes de tiempo la felicidad, como Adán la edificación. Ya vendrá el día en que contemples sin cesar ese semblante y habites con Aquel que es la Luz y la Vida”.
El seguimiento de Cristo, no nos propone un sacrificio destructor de hombre, sino una lucha para despojarnos de aquello que nos impide llegar a ser en plenitud hijos de Dios; el seguimiento de Cristo garantiza la entrada en la Gloria, a la que él penetro a través de su pasión.

  

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